Si el proceso de congelación se hace correctamente, el valor nutricional y las características de un producto congelado es igual e incluso mayor que las de un producto fresco. El éxito del sistema de congelación consiste en la rapidez del proceso, sometiendo los productos a temperaturas muy bajas en muy poco tiempo. De esta forma, se consigue una solidificación del agua muy rápida y se evita la formación de cristales de hielo que acabarían dañando las propiedades del producto.

Las pérdidas que se producen por el contacto con el aire, por la temperatura ambiente o por la luz, se minimizan gracias al poco tiempo que transcurre entre la recolección del alimento y su congelación.

Depende de cada alimento y de cómo vayas a cocinarlo. Más abajo en nuestra sección de CONSEJOS PARA DESCONGELAR encontrarás la forma correcta para descongelar según el producto que vayas a consumir.

Es la temperatura a la que debemos mantener un producto para que no pierda sus propiedades. Después de congelar los alimentos, se mantiene su temperatura (-18º) tanto en el transporte como en la conservación en nuestras tiendas, manteniendo intactas sus cualidades y propiedades naturales.

En Congeladona podemos asegurar la cadena de frío, ya que nuestro proveedor dispone de instalaciones y camiones dotados con los más innovadores sistemas de frío.

El glaseado consiste en someter el producto congelado, durante unos segundo, en agua fría. Así, el agua se solidifica rápidamente, formando una capa de hielo protector que puede ser más o menos gruesa, según las exigencias del producto y las preferencias del fabricante. El hielo también pesa, por lo que un producto glaseado aumenta su peso final, y en muchos casos su precio.

Nuestros productos del mar son del mejor origen, no estando glaseados, con el beneficio que esto supone para el cliente.